En el contexto del Día Mundial de los Océanos, las fundadoras de Aysén Mira el Mar detallan la labor de educación ambiental y conservación que desarrollan en el sur de Chile.

Jacqueline Boldt Corvalán y María Jesús Montti Solís, equipo profesional de Aysén mira el mar

Jacqueline Boldt y María Jesús Montti formaron, en 2019, la Fundación Aysén Mira el Mar, organización que se enfoca en la conservación costera y marina de la región de Aysén, desde una proyección de futuro basada en el respeto a los ciclos naturales del ecosistema.

Para el 2025 han establecido como objetivo principal desarrollar las capacidades locales de la región con el fin de generar un polo de ecoturismo marino.

Desde su rol en la fundación, Jacqueline y María Jesús hablan sobre el trabajo que realizan en la Patagonia.

  • Su organización realiza trabajos de ecoturismo marino, ¿En qué consiste esta práctica y qué desafíos han enfrentado en su implementación?

Definimos el ecoturismo marino como una actividad productiva que entrega una experiencia transformadora a los visitantes y que promueve la conservación desde las comunidades locales, su diversidad de identidades y su vínculo con el maritorio.

Hemos explorado diversas rutas en los fiordos y canales de Aysén, reconociendo en ellos una oportunidad única para Chile: navegar por el sistema de fiordos más grande del mundo, en territorios de alto valor ecológico y cultural.

Uno de los principales desafíos es la convivencia con la industria salmonera. La experiencia del visitante se ve afectada por la presencia de concesiones acuícolas, muchas de ellas dentro de áreas protegidas. Ambas actividades son incompatibles. Mientras el ecoturismo marino favorece múltiples eslabones del desarrollo local, la salmonicultura impacta negativamente estos espacios que debieran estar resguardados.

  • ¿Qué iniciativas han desarrollado para promover la educación ambiental en Aysén?

Nuestra organización nace desde la educación ambiental vinculada a los cetáceos en la región. Comenzamos con actividades junto a tour operadores náuticos en Puerto Cisnes, promoviendo buenas prácticas de avistamiento para reducir el impacto en la fauna marina. Desde ahí fuimos ampliando la mirada hacia los fiordos, el intermareal y las comunidades costeras.

Organizamos encuentros de ecoturismo marino e invitamos a investigadores a compartir sus conocimientos sobre el océano y su cultura. Uno de nuestros proyectos más emblemáticos fue el armado comunitario de un esqueleto de ballena en la Escuela Gabriela Mistral de Puerto Río Tranquilo, con el objetivo de sensibilizar sobre la conservación de estas especies y sus varamientos. También realizamos charlas sobre la Reserva Nacional Katalalixar —en proceso de recategorización a parque nacional— que fueron transmitidas por radio durante la pandemia, logrando mayor alcance.

Hoy seguimos haciendo actividades al aire libre, incorporando navegación, kayak, snorkeling y natación como herramientas de educación ambiental.

  • En el marco del Día Mundial de los Océanos, ¿qué mensaje les gustaría transmitir?

Nos gustaría que se hablara más de la defensa de la vida. De la salud de los océanos como base para la vida en el planeta. Que se valore el trabajo que hacen las comunidades desde el ecoturismo, la educación, la ciencia o la cultura. Y que esas voces también se sumen a la campaña Salvemos la Patagonia, que busca retirar las salmoneras de las áreas protegidas, sin posibilidad de relocalización.

  • Por último, ¿qué las motivó a sumarse a la campaña Salvemos la Patagonia?

Apoyamos la campaña desde el principio porque creemos que el activismo es necesario y saludable para la sociedad. Nosotras trabajamos desde otro enfoque, diseñando y ejecutando propuestas concretas desde y con las comunidades. Muchas de las personas con las que colaboramos han trabajado o trabajan en la salmonicultura. Por eso no juzgamos. Nos mueve el respeto, la colaboración y la justicia ambiental.

Las áreas protegidas son espacios para el ecoturismo, la educación y la investigación. No para la industria. Y lo que vemos en terreno es totalmente contrario a eso: jaulas, tráfico de lanchas industriales, y un uso intensivo del mar que vulnera la Ley. Es frustrante, y por eso apoyar esta campaña es también un acto de coherencia y justicia.

La Fundación Aysén Mira el Mar, junto a otras 52 organizaciones, es parte de la Alianza por la Defensa de las Áreas Protegidas, que a través de la campaña Salvemos la Patagonia, que busca el retiro de las concesiones salmoneras de los parques y reservas nacionales, sin relocalización.