• En Australia y con miras a las elecciones federales del 3 de mayo, la oposición se ha comprometido a prohibir el ingreso de salmones provenientes del país porque “representan una amenaza muy real para nuestra industria salmonera y el medioambiente en general, con el riesgo de introducir nuevas enfermedades del salmón en el estado”.

No pasó inadvertida en el país la gira que el Presidente Gabriel Boric realizara recientemente a Brasil, donde incluyó como invitados a los presidentes de SalmonChile, Arturo Clement, y del Consejo del Salmón, Loreto Seguel. Ambos, máximos representantes de una industria con graves conflictos socioambientales en el sur de país, con un enfrentamiento directo con órganos del Estado con roles de fiscalización y que han torpedeado diversos cuerpos de ley impulsados por un gobierno autodefinido de “ecologista”.

Entre el 21 y el 24 de abril la delegación participó en distintas actividades en el vecino país, varias de las cuales buscaron abrir aún más el mercado brasileño al salmón producido a costa de la salud del mar austral y de las áreas protegidas de la Patagonia. En el portal de la Presidencia relevó que en las exportaciones a dicho país destacan “salmón fresco o refrigerado”.

El Consejo del Salmón ha relevado que “con 146.597 toneladas exportadas y un valor que alcanzó los 914 millones de dólares, el salmón fue el producto no minero más exportado por Chile a Brasil en 2024. Actualmente es el tercer destino más importante para la salmonicultura chilena y refleja un rol protagónico en la relación comercial entre ambos países”.

Estas cuentas alegres contrastan con lo que está ocurriendo hoy en otros países.

Es el caso de Australia, donde el próximo 3 de mayo se realizarán elecciones federales. Desde ya, la oposición liderada por Peter Dutton ha señalado que de ganar los comicios “protegerá la vital industria salmonera de Tasmania, prohibiendo las importaciones de productos de salmón chileno”. Es así que revisarán “de inmediato los requisitos de importación de salmón chileno a Australia. Esta revisión responderá a las preocupaciones sobre los posibles riesgos para la seguridad alimentaria de los consumidores australianos”.

Y ha agregado: “Estos productos representan una amenaza muy real para nuestra industria salmonera y el medioambiente en general, con el riesgo de introducir nuevas enfermedades del salmón en el estado. Todos vimos lo que ocurrió este verano, cuando una nueva enfermedad de origen natural afectó a los salmonicultores del sur. Imaginen el daño que una enfermedad importada podría causar, no solo a nuestra industria salmonera, sino también, potencialmente, al medioambiente en general”.